Barcelona empata 1-1 de visita al Nápoli y buscará cerrar la llave en el Camp Nou

Ni ambición, ni ideas, ni la más mínima intención de hacer daño. Ese es el Barcelona que se plantó en el mismo estadio San Paolo donde mora el fantasma de Maradona desde hace treinta años. Y tanto se blindó el vestuario azulgrana para evitar que la sombra del pelusa pudiera jugarle una mala pasada que hasta se olvidó de buscar la portería contraria, cuajando un primer tiempo que rozó lo vergonzoso y en el que se marchó en el descanso por detrás en el marcador y sin haber rematado una sola vez a puerta. Eso sí, casi alcanzó los quinientos pases durante los primeros cuarenta y cinco minutos pero la profundidad brilló por su ausencia. Y pasarse el balón está bien. Lo que no lo está tanto es olvidarse de mirar la portería contraria.
El Napoli, un equipo con la negra esta temporada, optó por esperar al Barcelona pero no tardó en advertir el poco peligro que traía tanto pase por mucho que el partido se desarrollara en terreno rival. El desorden y la falta de intensidad presidieron el tramo inicial del choque hasta que el cuadro local resolvió enseñar los dientes para batir a Marc-André Ter Stegen a los treinta minutos en su primer remate a la media hora después de que Dries Mertens conectara el centro de Piotr Zielinski tras la pérdida de Junior Firpo que pilló en babia a todo el sistema defensivo azulgrana. El problema es que en el capítulo ofensivo la situación tampoco era mejor y la única nueva ocasión clara que legó el primer tiempo fue un remate de Kostas Manolas -sí, el de Roma- que se perdió por línea de fondo rozando el palo.
Quique Setién no tardó en corregir la presencia de Ivan Rakitic para dar entrada a Arthur Melo y el equipo ganó en mala leche. Por lo menos fue acercándose con peligro al marco de David Ospina para que Nélson Semedo sirviera en el minuto cincuenta y ocho un centro que Antoine Griezmann, cuya aportación se había limitado a solo ocho intervenciones en la primera parte, conectaría para establecer el empate, a la postre definitivo, en el marcador, un gol que puede valer su peso en oro y que confirma al francés como abrelatas tras apuntarse el primer gol de su equipo por octava vez esta temporada.
¿Y Leo Messi? El rosarino pasó muy desapercibido en su histórica primera visita al templo de Maradona, quién sabe si acongojado tras el frío recibimiento de la antigua afición del pelusa, que aprovechó para cantarle a Diego en su presencia. Si tanto él como el equipo salieron vivos de Nápoles, además, fue debido a las dos portentosas intervenciones de Ter Stegen, quien en todo caso no pudo evitar que el apercibido Sergio Busquets fuera amonestado, que Arturo Vidal acabara expulsado tras perder los papeles y Gerard Piqué lesionado, una situación que deja a Setién con solo once tíos para el partido de vuelta en la medida que el central no se recupere a tiempo y, lo que es peor, sin el más mínimo síntoma de mejora lejos del Camp Nou. Y esto, antes de visitar el Santiago Bernabéu supone un presagio más bien negro.
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