Bill Gates responde a las teorías de la conspiración que dicen que él creó el nuevo coronavirus

Bill Gates

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Sucedió la semana pasada en Roma, donde los conocidos comos chalecos naranjas se manifestaron para convencer al mundo de que la pandemia es un invento de los poderosos para dominar a la humanidad.

Curiosamente, el magnate informático reconvertido en el mayor filántropo de salud global se encuentra en el centro de la diana de multitud de teorías conspiranoicas sobre la crisis de la covid-19 y las vacunas. La mayoría de ellas presumen de destapar un supuesto complot por parte de Gates para controlar el mundo a través de microchips o tatuajes digitales. "Nunca he tenido nada que ver con un microchip. Es difícil desmentir esto porque es tan estúpido y extraño... Repetirlo tantas veces casi parece que le otorga credibilidad. Lo que hace nuestra fundación es invertir dinero para comprar vacunas", replica tajante el filántropo.

Bill Gates reunió este miércoles a un grupo de periodistas en una charla virtual celebrada la víspera de la conferencia de donantes de Gavi. De la decena de preguntas que respondió Gates, dos versaron sobre la desinformación y las noticias falsas. En la primera se limitó a responder que es un fenómeno que "hace daño", sin querer profundizar más. Lo cierto es que hay indicios preocupantes de que los movimientos antivacunas están organizados y eso podría poner en peligro la inmunidad de todo el mundo. El 26% de los franceses no tomaría la vacuna si estuviera ahora disponible, según un estudio publicado en The Lancet. En el Reino Unido, el 12% no se vacunaría y más del 18% intentaría que familiares o amigos no se pinchasen, asegura un trabajo de la Universidad de Cambridge.

Dosis para todos

La cumbre de Gavi también ha puesto sobre la mesa el debate sobre cómo lograr que la futura vacuna contra la covid-19 llegue también a los países con menos ingresos, y que las dosis no se queden solo en el mercado occidental. Esto ya sucedió en ocasiones anteriores. En 2009 se produjo una verdadera carrera global para adquirir la vacuna contra la gripe A, en la que las naciones ricas tuvieron ventaja.

"La clave de ese desafío es tener fábricas en todo el mundo. Nuestro personal está trabajando en que haya un plan de manufacturación para aquellos ensayos más prometedores y estamos obteniendo muy buenas respuestas por parte de la industria", apunta Gates. El magnate asegura que incluso han empezado a financiar a algunas de estas fábricas para asegurarse de que tendrán capacidad cuando llegue el momento, algo que los países más pobres no se pueden ni podrán permitir. El multimillonario asegura que numerosos laboratorios farmacéuticos están dispuestos a poner a disposición su capacidad de producción una vez que se desarrolle una vacuna, aunque no se elija la que ellos puedan estar desarrollando.

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